Si te ha ocurrido que te gusta el perfume que utiliza alguna persona te resulta agradable, pero cuando la utilizas en ti, no tiene la misma fragancia, esto tiene una explicación.
El perfume, se ha utilizado desde la antigüedad y ha sido muy valorado desde entonces como aliado de la belleza. Sin embargo, a la hora de elegirlo, no se trata sólo del olfato, existen otros factores que deben ser tomados en cuenta, ya que pueden modificar la fijación, aroma e incluso la salud de tu piel.
Un poco de historia
Los egipcios, aprendieron a utilizar elementos naturales para hacer esencias, quemaban o mezclaban aceites de flores y frutas para después fijar los aromas con otros elementos. En la antigua Grecia, los gimnasios ya contaban con fragancias, talcos, aceites, entre otros productos que ya se empleaban para la higiene y la belleza.
En el siglo VI, se introduce en Japón por medio de China, fabricados por artesanos de la jardinería que aprovechaban las esencias de las flores. Para el siglo XIII, en Francia, el perfume cobra importancia, se fijaban lugares de venta, y los fabricantes eran reconocidos por su profesión, convirtiéndose así Francia, en la cuna del perfume.
En la actualidad, muchos perfumes se sintetizan en base a sustancias en laboratorios, sin embargo, aún existen productores que obtienen los perfumes de la esencia de flores y plantas, desde el proceso de recolección de las mismas.
Los perfumes y tu piel
La hipodermis es un tejido que se encuentra entre la dermis y la epidermis, es conocida como manto ácido, por tener un nivel ligeramente de estas características. Su función es la de lubricar la piel y protegerla de las bacterias y la irritación.
Cuando la hipodermis entra en contacto con el perfume, reacciona con tu PH dando origen a un aroma único. Es por ello, que el tipo de piel, es un factor importante a la hora de seleccionar un perfume ya que influye en la duración y persistencia de la esencia.
Los expertos, recomiendan que no te guíes por como un perfume huele en una persona, sino que lo apliques en ti antes de adquirirlo ya que el aroma, suele varias de persona a persona.
Piel grasa: Se trata de la piel con aceites naturales más abundantes, lo cual permite una mejor fijación del perfume, dando lugar a un aroma duradero y más intenso. Las características de este tipo de piel, pueden alterar el aroma del perfume, es por ello que se recomienda probarlo sobre la piel, antes de adquirirlo. Para su aplicación, es aconsejable utilizar un poco, y solo reaplicar una vez si consideras necesario durante el día.
Recomendado: Las esencias cítricas, marinas y florales. Prefiere los perfumes poco densos, de aromas frescos y livianos. Se recomienda evitar las esencias muy dulces, resinosas, o las que tienen aroma a tabaco y madera.
Piel seca, sensible: En este tipo de piel, los aromas suelen ser menos duraderos, resultando más fugaces. Puedes emplear perfumes más intensos y con mayor frecuencia para reaplicar. Opta por un perfume con base oleosa.
Los kits que incluyen cremas humectantes y aceites corporales con la misma fragancia de tu perfume son una buena idea. Si además, tu piel es muy sensible, procura elegir los productos que contengan ingredientes naturales y evita aquellos cuyas esencias son artificiales.
Recomendado: Los perfumes intensos y especiados. Las esencias dulces, o derivadas del tabaco, o madera. Se recomienda evitar los perfumes ligeros con aromas y esencias cítricas, marinas y florales ya que no brindarán suficiente duración y en algunos casos puede ser casi imperceptible el aroma.
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